Capítulo 9
Uno de los más preciados recuerdos de Blodwyn, desde que entro en Durmstrang, es su selección. Cuando llegan los chicos al castillo junto con Karkarov, entran por un amplio pasillo gris. En la muralla oeste de ese gran pasillo, estaba marcado un enorme símbolo. Blodwyn no sabía que era, nunca en su corta lo había visto. Era un enorme triangulo, que estaba dividido por una línea, la que estaba envuelta en un círculo. De pronto el tempestuoso silencio fue interrumpido por Karkarov.
-Este es el majestuoso castillo del Instituto Durmstrang para puros de Sangre. Aquel que no soporte la disciplina de este instituto será inmediatamente a su hogar, ya que este aunque los albergara por el año escolar, no es su hogar… - los chicos se miraron unos a otros algo asustados. – En este instituto vemos sus habilidades, principios, objetivos e ideales. Según estas características, ustedes serán enviados a una de las cuatro casas en las que se divide el Instituto. Ellas son los nobles True, los severos Klüg, los intrépidos Mutig, y los agresivos Dunkel. A continuación comenzará su selección.
Terminado el discurso de Karkarov, los alumnos debían entrar a un comedor amplio, pero igualmente helado, con olor a sudor, café y cerveza. Todos los alumnos que estaban sentados en las mesas (que estaban divididas en cuatro por las cuatro casas) miraban seriamente a los nuevos alumnos de Durmstrang. Al final del comedor, anterior a la mesa de los profesores, había una pequeña mesa que contenía un cáliz de cristal. Este contenía un extraño líquido que era muy similar al agua, pero su consistencia era más espesa. Karkarov comenzó a llamar uno por uno a los alumnos de primer año: Amtesh, Ashmit, Astean, y así hasta llegar a Griselda Fürtish.
Griselda era una chica hermosísima. Era de un brilloso pelo rubio rizado que le llegaba hasta los hombros, adornado por unos penetrantes ojos celestes, tan fríos como el hielo que albergaba al castillo. Su piel era pálida como los libros en los que pasaba horas leyendo a la luz de la luna. Siempre seria, lo que no permitía escuchar su hermosa y tierna voz de niña. Cuando fue llamada, con mucha gracia caminó hacia la mesa. En eso aparece el director del Instituto: Arkham Dollohov, quién fue presentado por Karkarov. Dollohov tomó un athame, y saca sangre desde uno de los pequeños dedos de la chica, y vierte la gota de carmesí sangre, la que al ser mesclada con el líquido que contenía el cáliz se vuelve morado.
-Klüg – anuncia Dollohov, y los alumnos de esa casa con pocas ganas aplaudieron a la chica.
Así siguió la selección, hasta que de pronto todo el peso de Blodwyn se le fue a las rodillas al escuchar su nombre.
-Lestrange, Blodwyn – Blodwyn abrió los ojos con un aire de nerviosismo. - ¡Acércate! – Le gritó Dollohov, y Blodwyn se acercó rápidamente a la mesa, donde casi se cae el pisar su túnica.
Dollohov hiso lo mismo que con los otros chicos, tomó sangre de Blodwyn y la pudo en el cáliz, y para su sorpresa, quedó en la misma casa que Griselda: Klüg.
Luego fue el turno de Loise Hesan. Cuando escuchó su nombre, alegremente se acercó a la mesa, y le entrego el brazo a Dollohov con una enorme sonrisa.
-¡Mutig! – Gritó Dollohov, y con un “¡Yuju!” Loise se sentó con los otros alumnos de la casa Mutig.
Cuando les tocó a Thorfinn y Arnold, descubrieron que ambos quedarían en la casa Dunkel, quienes con salvajes gritos parecidos a los gritos espartanos, les dieron la bienvenida a los chicos.
Luego de terminada la selección, tuvieron una exquisita cena, pavo al coñac con naranjas, sopa de berros, acompañados de café y cerveza. Blodwyn se sentó al lado de Griselda, pero lo igual que él, ningún alumno de Klüg hablaba, todos comían callados sin siquiera mirarse unos con otros, cada uno en su mundo.
Uno de los más preciados recuerdos de Blodwyn, desde que entro en Durmstrang, es su selección. Cuando llegan los chicos al castillo junto con Karkarov, entran por un amplio pasillo gris. En la muralla oeste de ese gran pasillo, estaba marcado un enorme símbolo. Blodwyn no sabía que era, nunca en su corta lo había visto. Era un enorme triangulo, que estaba dividido por una línea, la que estaba envuelta en un círculo. De pronto el tempestuoso silencio fue interrumpido por Karkarov.
-Este es el majestuoso castillo del Instituto Durmstrang para puros de Sangre. Aquel que no soporte la disciplina de este instituto será inmediatamente a su hogar, ya que este aunque los albergara por el año escolar, no es su hogar… - los chicos se miraron unos a otros algo asustados. – En este instituto vemos sus habilidades, principios, objetivos e ideales. Según estas características, ustedes serán enviados a una de las cuatro casas en las que se divide el Instituto. Ellas son los nobles True, los severos Klüg, los intrépidos Mutig, y los agresivos Dunkel. A continuación comenzará su selección.
Terminado el discurso de Karkarov, los alumnos debían entrar a un comedor amplio, pero igualmente helado, con olor a sudor, café y cerveza. Todos los alumnos que estaban sentados en las mesas (que estaban divididas en cuatro por las cuatro casas) miraban seriamente a los nuevos alumnos de Durmstrang. Al final del comedor, anterior a la mesa de los profesores, había una pequeña mesa que contenía un cáliz de cristal. Este contenía un extraño líquido que era muy similar al agua, pero su consistencia era más espesa. Karkarov comenzó a llamar uno por uno a los alumnos de primer año: Amtesh, Ashmit, Astean, y así hasta llegar a Griselda Fürtish.
Griselda era una chica hermosísima. Era de un brilloso pelo rubio rizado que le llegaba hasta los hombros, adornado por unos penetrantes ojos celestes, tan fríos como el hielo que albergaba al castillo. Su piel era pálida como los libros en los que pasaba horas leyendo a la luz de la luna. Siempre seria, lo que no permitía escuchar su hermosa y tierna voz de niña. Cuando fue llamada, con mucha gracia caminó hacia la mesa. En eso aparece el director del Instituto: Arkham Dollohov, quién fue presentado por Karkarov. Dollohov tomó un athame, y saca sangre desde uno de los pequeños dedos de la chica, y vierte la gota de carmesí sangre, la que al ser mesclada con el líquido que contenía el cáliz se vuelve morado.
-Klüg – anuncia Dollohov, y los alumnos de esa casa con pocas ganas aplaudieron a la chica.
Así siguió la selección, hasta que de pronto todo el peso de Blodwyn se le fue a las rodillas al escuchar su nombre.
-Lestrange, Blodwyn – Blodwyn abrió los ojos con un aire de nerviosismo. - ¡Acércate! – Le gritó Dollohov, y Blodwyn se acercó rápidamente a la mesa, donde casi se cae el pisar su túnica.
Dollohov hiso lo mismo que con los otros chicos, tomó sangre de Blodwyn y la pudo en el cáliz, y para su sorpresa, quedó en la misma casa que Griselda: Klüg.
Luego fue el turno de Loise Hesan. Cuando escuchó su nombre, alegremente se acercó a la mesa, y le entrego el brazo a Dollohov con una enorme sonrisa.
-¡Mutig! – Gritó Dollohov, y con un “¡Yuju!” Loise se sentó con los otros alumnos de la casa Mutig.
Cuando les tocó a Thorfinn y Arnold, descubrieron que ambos quedarían en la casa Dunkel, quienes con salvajes gritos parecidos a los gritos espartanos, les dieron la bienvenida a los chicos.
Luego de terminada la selección, tuvieron una exquisita cena, pavo al coñac con naranjas, sopa de berros, acompañados de café y cerveza. Blodwyn se sentó al lado de Griselda, pero lo igual que él, ningún alumno de Klüg hablaba, todos comían callados sin siquiera mirarse unos con otros, cada uno en su mundo.