viernes, 15 de enero de 2010

Capítulo 7: El viaje

Capítulo 07

Blodwyn despierta lentamente, y ve frente a él, un enorme barco de madera, algo achatado a su parecer, pero según sabía, el barco de Durmstrang estaba encantado.
-Blody… - Dijo Augustus Rosier con un leve tono de pena – que tengas un buen año en el instituto…y ten cuidado…no vaya a ser que te piquen los escregutos – rieron juntos.

Augustus bajo las maletas, y se las entregó a su propietario, era la hora de partir. Caminó triste y solitario por el puente que lo llevaba al barco, era una escena verdaderamente desoladora. Blodwyn miró para atrás, pero para su des fortuna, su padrino ya no se encontraba en el lugar. Caminó lentamente hasta entrar por fin al barco.
Al llegar a la entrada, un hombre miró un larguísimo pergamino y le preguntó el nombre al chico.
-Blodwyn Lestrange, señor – Respondió el pequeño.
-Piso 4, habitación 406, junto a Hesan, Rowle y Yaxley. – Dijo de mala gana el anciano personaje.
Blodwyn, buscó la habitación, hasta que finalmente la encontró, y se encontró en la puerta con otro alumno. Era de su misma estatura, era rubio y de ojos grises, era tan delgado como Blodwyn, y tenía un enorme parecido a un personaje conocido entre los muggles, “el ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”, solo le faltaba la barba, y ser moreno.
-Hola…¿estás aquí? – preguntó el chico
-Si…soy Lestrange, Blodwyn Lestrange
-Hola, yo soy Loise Hesan
Cuando abrieron la puerta, otro chico estaba en la habitación. Este era de estatura más baja que Blodwyn, era moreno, pero de piel más oscura que Blodwyn. Se saludaron tímidamente
-Hola, somos Blodwyn Lestrange y Loise Hesan… ¿Cómo te llamas? – Preguntó Loise.
-¿te interesa? – dijo despectivamente el muchacho
-si vamos a estar doce horas acá, si…
Blodwyn tomó su maleta y la arrojó en la cama que estaba sobre el chico, eran camarotes.
-¡Oye!... ¿Quién te dio permiso para poner tus cosas allí?-Dijo el chico
-no veo porqué debería pedírtelo a ti… - Dijo Blodwyn con aires de grandeza.
-Soy Thorfinn Rowle – dijo el chico al darse cuenta que ya no imponía el mismo respeto y Loise miró sorprendido a Blodwyn.
Cuando Loise había dejado sus cosas sobre una cama, otro individuo abrió la puerta. Era un chico de estatura mediana, también levemente más bajo que Blodwyn y Loise, pero su piel era tan blanca como la de Blodwyn. Sus ojos eran negros con un tenue tono rojizo. Sus ojos eran tan sombríos, que Blodwyn supo de inmediato que se llevaría muy bien con ese personaje.
-Hola-saludo Loise.
-Hola…me llamo Arnold Yaxley…-cerró la puerta.
Los chicos se presentaron, pero fue Blodwyn el que terminó con la cadena de presentaciones. El chico se dirigió a la cama que estaba sobre Loise, y miró fijo a Blodwyn.
-¿No nos quedaremos acá cierto?
-No-respondió Blodwyn – llegaremos a las nueve si no me equivoco.
Los chicos se comenzaron a mirar unos a otros, entre tímidos y sombríos.
-¿Donde quieren quedar? – Rompió el silencio Loise- yo quiero quedar en Mutig…supongo que soy lo suficientemente valiente para quedar en esa casa…
-No sabía que te separaban en casas en Durmstrang – Dijo Arnold- yo quería ir a Hogwarts, pero mi padre prefirió mandarme a Durmstrang, supongo que no confía en el profesor Black.
-Yo tampoco…pero supongo que a la casa que sea de color verde…-Dijo recordando el detalle de su sueño.
-¿Treu?...quieres ser una lagartija…-dijo burlón Thorfinn- en cuanto a mí, espero quedar en Dunkel, con el profesor Urkuhat.
Así fueron conversando los cuatro integrantes de la habitación 405, hasta que llegaron al puerto en Durmstrang, donde la verdadera historia de Blodwyn Lestrange comienza.

jueves, 7 de enero de 2010

Capítulo 6: El Viaje

Capítulo 6


El día había llegado, Blodwyn por fin dejará el castillo de su abuelo, y se encaminará a Durmstrang. Eran las seis de la mañana del día 1 septiembre de 1934. Blodwyn y su padrino Augustus Rosier se dirigían a Basov en una carreta tirada por dos caballos negros. Blodwyn miraba felizmente (algo que no hacía a menudo) el amanecer. Era un verdadero espectáculo para él, sobretodo disfrutarlo con su padrino, al único pariente por el que sentía cariño aparte de su padre, pero él tenía mejores cosas que hacer, como el salvar al mundo de un mago loco, que era mucho más interesante que cuidar a un pobre niño de sólo once años.
Al pasar por una colina, llamaron la atención del pequeño Blod, tres caballos: uno blanco, uno café, y uno negro. Qué cosas más bellas pensaba el chico, el pelo de aquellos caballos era tan brillante, que el sol reflejaba todo su esplendor en los ojos del pequeño Blod. No como los caballos de su abuelo, los cuales solo salían a caminar cuando Lestat se le daba la gana.
-Veo que no andabas mucho por estos lados, Blody-Dijo Rosier
-es que siempre que venía a Basov, bajaba por el río…es muy difícil encontrar agua en el castillo- Rosier rió con lástima.
Mientras más avanzaba la mañana, más ganas de dormir tenía Blod, era tanto el sueño, que cabeceaba cada metro que pasaba.
-Si quieres duermes un poco, falta un par de horas para llegar.-Propuso Rosier
Entonces, Blod abatido por el sueño, se recuesta tras su padrino, para dormir apaciblemente, mientras la carreta lo llevaba a Basov.

En el sueño, el pequeño Blodwyn caminaba por un pasillo de piedra. Al parecer era un castillo, otros chicos paseaban con túnicas cuyos gorros eran de color verde y azul. Al llegar al final del pasillo, se topa con un gran ventanal, por el que miraba un fantasma, el que luego de hacer caso omiso al pequeño, este flotó en dirección contraria a la que este caminaba. Al mirar para el otro lado, se encuentra con una chica. Era la chica más hermosa que había visto en su corta vida. Era un poco más baja que Blod, y su capucha era de color rojo.
-Hola Blodwyn – saludó la chica.
-Hola….
-Minerva – se adelantó la chica.- Soy de Gryffindor, estoy en Historia de la magia contigo.
-Cierto, creo haberte visto hablando con el profesor Dumbledore – Blod no sabía por qué sabía esas cosas.
-Sí, es mi jefe de casa, es un mago excelente, tiene tanto talento, que puede transformar muebles en animales – dijo algo excitada – espero algún día poder ser tan buena como él.


De pronto Blod despertó en el puerto de Basov algo confundido. No sabía quién era la hermosa chica, y esperaba verla en algún momento. Pero no sabía porque había estado en su sueño. Seguramente era alguna alumna de Durmstrang a la que vería dentro de pocos días.