Capítulo 6
El día había llegado, Blodwyn por fin dejará el castillo de su abuelo, y se encaminará a Durmstrang. Eran las seis de la mañana del día 1 septiembre de 1934. Blodwyn y su padrino Augustus Rosier se dirigían a Basov en una carreta tirada por dos caballos negros. Blodwyn miraba felizmente (algo que no hacía a menudo) el amanecer. Era un verdadero espectáculo para él, sobretodo disfrutarlo con su padrino, al único pariente por el que sentía cariño aparte de su padre, pero él tenía mejores cosas que hacer, como el salvar al mundo de un mago loco, que era mucho más interesante que cuidar a un pobre niño de sólo once años.
Al pasar por una colina, llamaron la atención del pequeño Blod, tres caballos: uno blanco, uno café, y uno negro. Qué cosas más bellas pensaba el chico, el pelo de aquellos caballos era tan brillante, que el sol reflejaba todo su esplendor en los ojos del pequeño Blod. No como los caballos de su abuelo, los cuales solo salían a caminar cuando Lestat se le daba la gana.
-Veo que no andabas mucho por estos lados, Blody-Dijo Rosier
-es que siempre que venía a Basov, bajaba por el río…es muy difícil encontrar agua en el castillo- Rosier rió con lástima.
Mientras más avanzaba la mañana, más ganas de dormir tenía Blod, era tanto el sueño, que cabeceaba cada metro que pasaba.
-Si quieres duermes un poco, falta un par de horas para llegar.-Propuso Rosier
Entonces, Blod abatido por el sueño, se recuesta tras su padrino, para dormir apaciblemente, mientras la carreta lo llevaba a Basov.
En el sueño, el pequeño Blodwyn caminaba por un pasillo de piedra. Al parecer era un castillo, otros chicos paseaban con túnicas cuyos gorros eran de color verde y azul. Al llegar al final del pasillo, se topa con un gran ventanal, por el que miraba un fantasma, el que luego de hacer caso omiso al pequeño, este flotó en dirección contraria a la que este caminaba. Al mirar para el otro lado, se encuentra con una chica. Era la chica más hermosa que había visto en su corta vida. Era un poco más baja que Blod, y su capucha era de color rojo.
-Hola Blodwyn – saludó la chica.
-Hola….
-Minerva – se adelantó la chica.- Soy de Gryffindor, estoy en Historia de la magia contigo.
-Cierto, creo haberte visto hablando con el profesor Dumbledore – Blod no sabía por qué sabía esas cosas.
-Sí, es mi jefe de casa, es un mago excelente, tiene tanto talento, que puede transformar muebles en animales – dijo algo excitada – espero algún día poder ser tan buena como él.
De pronto Blod despertó en el puerto de Basov algo confundido. No sabía quién era la hermosa chica, y esperaba verla en algún momento. Pero no sabía porque había estado en su sueño. Seguramente era alguna alumna de Durmstrang a la que vería dentro de pocos días.
jueves, 7 de enero de 2010
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